SOBRE MiI


Soy una persona ávida de la vida, de ser fiel a mi misma, de aprovechar cada experiencia para hacerme cargo de forma consciente. Vivo cada día bajo la firma intención de conocerme y moverme hacia un estado mayor de conciencia, comprometida a aceptar cada parte de mi, las más luminosas y las más sombrías, recuperando la integralidad de lo que soy y manifestando mi verdadero propósito.


Pero no siempre fue así. Durante más de 15 años estuve inmersa en un ciclo oscuro y vicioso de autodestrucción y de descontrol, tanto físico como mental. Me sumergí en un desorden alimenticio que se hizo crónico y fue deteriorando mi cuerpo y mi estado mental hacia la depresión, la ansiedad y trastornos obsesivo compulsivos. Mi estado físico era lamentable, vivía con dolores constantes en buena parte de mi cuerpo.

Durante esos años el concepto de mi misma era minúsculo y penoso. Esa falta de estima y de amor propio, era reflejo y consecuencia de distintas heridas emocionales de las cuales no era consciente, y mucho menos de lo profundo que esas heridas determinarían la percepción de mi misma, mis patrones, creencias y la relación con el mundo.

Hubo un momento en el que decidí que ya era suficiente, sabía que de continuar así, el tiempo que me quedaba en mi cuerpo estaba con los días contados. Después de muchos años intentándolo con la psicoterapia tradicional, empecé a asistir a terapia transpersonal, me di cuenta en seguida que lo que implicaba esta terapia era totalmente nuevo a lo que venía haciendo, había una comprensión y abordaje integral del ser humano en todas sus dimensiones y suponía realizar por mi parte un trabajo interior activo en las distintas sesiones a través de diversas técnicas y recursos para acceder a mi psique, comprender mi historia personal e ir trascendiendo la identificación con ese ego disfuncional desde el cual nos movemos para “protegernos” y “ser queridos y aceptados”.

Se trataba de todo un recorrido consciente en el cual buceaba en los distintos niveles de conciencia, en aquello que permanecía inconsciente y que estaba dominándome. Comencé a comprender las semillas del trauma, y los distintos comportamientos y creencias compensatorias que había creado para protegerme de experimentar esa experiencia dolorosa nuevamente. Desde la aceptación, pude empezar el proceso de sanación de mis heridas, aceptar e integrar esos aspectos desconocidos y reprimidos de mí misma, aprendí a ser observadora de mi misma a cada momento, a percibir las cosas desde un lugar expansivo, consciente y hacerme cargo.

Al ir recuperándome y sanando a través de la terapia, sentí un claro propósito de formarme en todos aquellas disciplinas y herramientas que resonaran conmigo y con las cuales pudiera acompañar a otros en su recorrido. Así empezó una nueva forma de vida en la cual el Ashtanga Yoga, la Meditación, la Terapia Transpersonal, el Shadow Work, el Tarot Terapéutico, la Sanación Holística, el Counseling Espiritual, y fundamentalmente el sendero de la AUTOINDAGACIÓN, se convirtieron en los pilares de mi proceso personal y, posteriormente, de mi vida profesional.

De cada cosa que aprendo, me quedo sólo con aquello que me empodera, con aquello que resuena conmigo y que sé que me es de utilidad para dar un paso más hacia mi propósito vital. Evito los extremos porque he descubierto que la integración entre las polaridades es la ruta más sana para mi. Me reconozco como alguien que está co-creando la realidad y desde allí, tomo las riendas de lo que quiero manifestar en mi vida.

Mi concepción de la espiritualidad es muy real, terrenal y tangible, y reside en aquello que decido conscientemente manifestar desde todos los ámbitos de mi realidad. Desde mi experiencia, sé que en el camino de autoconocimiento no hay atajos, es un proceso continuo, intencional y permanente en el cual seguimos viviendo, y al hacerlo, cada experiencia de vida nos trae un nuevo mensaje sobre lo que debemos seguir trayendo a la luz.

Hoy sé que mi mirada es lo que me libera o me condena, no las circunstancias. Sigo cometiendo errores, equivocándome y tropezando, porque soy humana, sólo que ahora veo en cada experiencia una oportunidad de tomar conciencia, y asumo mi responsabilidad. He dejado de ver la vida como un destino incierto o como un problema a resolver -como solía hacer tiempo atrás-, y la veo como una experiencia que nos va permitiendo regresar a lo que realmente somos, vivir desde la conciencia de la unidad.

La conciencia expansiva que hoy tengo de mi misma y de la realidad, se ha ido manifestando a partir de un trabajo interior continuo que he ido transitando bajo distintas herramientas que me han servido para fluir hacia un mayor estado de conciencia. El decidirnos a realizar el trabajo interior para conocernos, sanar e integrar todo aquello que forma parte de nosotros, es desde mi punto de vista, la mayor muestra de amor que podemos darnos. Sin dar luz a la sombra, nos resistimos a conocernos y a vivirnos plenamente desde una dimensión trascendente. Y ese trabajo interior sigue activo a cada momento, porque sencillamente la vida continúa dándonos experiencias para ahondar en aspectos que aún requieren de nuestra mirada consciente y de su integración.

Hoy mi propósito es poder acompañar a aquellos que quieran recorrer este camino de vuelta hacia sí mismos, brindándoles el soporte y los recursos con los que podemos indagar territorios desconocidos de su psique, de su historia personal, de su identidad. Todo aquello que se hace consciente, deja de dominarnos y controlarnos, y nos permite asentarnos en una nueva mirada sobre nosotros mismos y la realidad, para expresarnos y vivir desde quien realmente somos. Te invito a hacer este recorrido consciente e intencional de vuelta a ti.... lo único que necesitas para este viaje es tu voluntad de transitarlo.